El Equipo y la Innovación


“Hemos perdido mucho en la relación con dos grandes realidades: las personas y la naturaleza. Nuestros esfuerzos por innovar pasan por mejorar nuestra conexión con estos dos mundos”. Esta frase es posible que la podamos encontrar en ámbitos en los que la ecología, la sostenibilidad y las personas son el foco principal de la actividad que se lleva a cabo. Incluso, la hemos podido escuchar o intuir detrás de los mensajes de muchos genios de la gestión empresarial, formulada de una manera total o parcial. Hace unos años, tuve la oportunidad de escucharla y de reflexionar seriamente sobre las implicaciones que dicha frase tiene sobre nuestra gestión. En esa ocasión participaba junto con mis compañeros de fatiga y con otras muchas personas preocupadas también por el futuro de sus proyectos empresariales. Para mí era la primera vez que veía conectada la innovación de una manera tan básica, sencilla y simple, con espacios tan naturales. Reconozco que la ausencia de la tecnología en la idea y la falta de conexiones hacia un futuro mejor (que aún no conocemos) me despistó en un principio. Posiblemente no era el único que pensaba así. Pero lo que fue sorprendente fue el aprendizaje que se puede llegar a alcanzar, y que logramos en el equipo, poniéndose a observar el mundo desde este mirador. Inspirador sí, pero no sólo eso. Parece que la reconexión con nuestra esencia, y con el entorno nos constituye como personas, a la vez que da sentido y razón de ser a nuestros proyectos. Y esto también se aplica a los entornos empresariales. Entonces surge la inquietud de liderar proyectos centrados en las personas. De hecho, la misión, la visión y los valores con los que abordamos nuestra actividad pueden ser considerados como una fuente de inspiración para los que trabajamos en ella, y en atractivo para los clientes que confían en nosotros. ¿Una nueva forma de trabajar? Posiblemente sí para muchos. ¿Algo innovador? Posiblemente en los tiempos que corren, volver a nuestros orígenes y reconectarnos con lo que somos es toda una innovación. Algunas grandes marcas han sabido conectarse con sus usuarios y han sido capaces de ofrecerles una experiencia que, al mismo tiempo, les hace sostenerse como proyecto empresarial. Lo más interesante de todo ello es que esta modalidad de innovación está al alcance de nuestra mano, y no va unida intrínsecamente a un desarrollo tecnológico de última generación.

Y las primeras preguntas que me surgen son: ¿qué podemos hacer para innovar en esa dirección? ¿por dónde empezar? ¿qué es eso de conectarse con las personas?. Y luego aparecen otras más atrevidas  ¿somos recursos humanos o personas? ¿qué lugar ocupa la misión, visión y valores en nuestro proyecto empresarial? ¿lo redactamos porque los estándares internacionales que queremos cumplir lo exigen o es un elemento realmente inspirador? ¿qué queremos que pase en nuestras vidas mientras colaboramos para sacar adelante el proyecto empresarial?

Los que han llegado a tomarse en serio el reto de hacerse este tipo de preguntas, de responderlas adecuadamente y de vencer los obstáculos que el proceso presenta, llegan a la conclusión de que se les queda corto sus modos de gestionar para abordar el futuro que nos está viniendo encima. Honrando a nuestro pasado, se puede decir que somos herederos de un estilo de liderazgo y de gestión exitoso años atrás, que nos ha situado en un punto nada envidiable. Pero empezamos a ser conscientes también que, en la realidad poliédrica que nos toca vivir, nuestros liderazgos clásicos y bien aprendidos no dan respuesta a los nuevos retos que suponen las fusiones, alianzas, estructuras matriciales, la presencia en mercados culturalmente distintos, el mundo de internet,… Creo que estamos atrapados por nuestros miedos que nos llevan a articular relatos anestesiantes. ¿Qué hacer? Los expertos en emociones nos cuentan que ante el miedo lo mejor es actuar haciendo aquello que precisamente te da miedo.

Esto, dicho sea de paso, da miedo. Pero sabemos que hay gente que no se queda ahí y da un paso más. Además, si lo hacemos en equipo, los pasos hacia adelante se dan mejor y con más fuerza. Y en este caminar surgen más preguntas: pero nosotros ¿somos un equipo o un grupo de personas? Parece que no es lo mismo. Y en mi opinión, tampoco lo es. El estar tanto tiempo trabajando para realizar bien nuestra tarea nos ha hecho perder de vista las relaciones personales. Hemos trabajado juntos sí, pero quizás como recursos humanos eficientemente coordinados.

¿La reconexión con las personas de la que nos habla la idea inicial podría ser una innovación para nuestros proyectos empresariales hoy? ¿Eso que le llamamos equipo, y que intuimos que no es lo mismo que un grupo, puede ser el elemento innovador? ¿Por dónde seguir?

Juan Félix García

Coaching eta Lidergo Taldea

(Artículo publicado en NG)JFG

+ No hay comentarios

Añade el tuyo