De estructuras organizativas, participación y terremotos


flexibilidadMañana día 2 de junio comenzamos una unidad didáctica sobre las estructuras organizativas más adecuadas para las empresas de hoy en día. Parece lógica la deducción de que no hay una óptima, que sea válida de forma universal. Hay que mirar factores internos y externos para configurar aquella estructura que mejor facilite conseguir los retos estratégicos… pero que también contribuya a que lo operativo fluya de forma ágil.

Son toneladas de textos los que hablan sobre organización. Hay manuales para todos los gustos. A veces cabe considerar qué pasaría si se dejara en manos de las circunstancias la organización. Porque el esfuerzo de buscar la ideal tiene el problema de que con la celeridad de los cambios, puede que se vuelva caduca casi antes de nacer. Sí, hay que moverse con rapidez, y eso cuestiona la creación de estructuras sólidas. Las ideas de Zygmunt Bauman de nuevo sobrevuelan este texto. Entonces, ¿abrazamos el mundo líquido?

Quizá se pueda aprender de cómo son las estructuras de los edificios en territorios sometidos a una fuerte sismicidad. Frente a las estructuras de hormigón, la madera aparece por ejemplo como un recurso interesante. Y también la idea modular y el uso de uniones que aguanten ciertos movimientos de las diferentes partes que componen el conjunto. Cuando ahí fuera aprieta el terremoto nada peor que pensar que una estructura monolítica lo aguantará. Hay que echarle imaginación y buscar cómo tolerar ese movimiento. Hasta hay quien piensa en hacer levitar a una casa 😉

¿Y nuestras cooperativas? ¿Cómo suelen organizarse? La teoría pregunta por funciones, por mercados, por productos, por proyectos, por territorios… Son un buen número de variables que dan lugar a una combinatoria amplia. Porque además hay que mirar a la dimensión societaria que propone otra estructura organizativa prácticamente «fija». ¿Es coherente con los tiempos actuales? ¿Hay que imaginar también otro tipo de organización para que las cooperativas sean participativas no solo en la teoría sino también en la práctica?

Buscando información sobre sistemas para dotar de mayor resistencia a los pilares de hormigón o de madera frente a terremotos, hemos encontrado un curioso recurso: ¡vendarlos con tiras adhesivas! Jugando con el símil, ¿hay que aplicar algún vendaje a la arquitectura de las cooperativas para que soporte mejor sus principios y valores? Parece demostrado que los pilares vendados «pueden resistir 16 toneladas de fuerza por 4 mm de capa, pero con la elasticidad suficiente como para absorber la energía y evitar el agrietamiento peligroso del pilar». Fíjate en la idea de fondo:

Shunichi Igarashi se sintió tan devastado por esta tragedia [se refiere a un terremoto, claro está] que permaneció encerrado en su habitación de hotel durante días. Entonces, una mañana, comenzó a sentir un terremoto. Cuando se estaba preparando para protegerse, vio una columna delante de él que estaba temblando, pero sin daños por los temblores. Estaba envuelta en una venda blanca. Luego, se despertó de su sueño.

Su primer pensamiento fue que el hormigón armado es como un cuerpo. Las barras de hierro de su interior son como el esqueleto y el hormigón es como la carne. En conjunto, son fuertes; pero si uno de ellos comienza a fallar entonces la estructura se deshace rápidamente.

En ese sentido vendar los pilares en un edificio sería igual a que un superhombre abrazara con sus brazos, con sus piernas, con su propia piel estos pilares.

Imaginación, imaginación nos hace falta.

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