En el Curso Experto en Cooperativismo que desarrollamos junto con cooperativistas de diferentes cooperativas hemos estado reflexionando sobre las posibilidades que existen en nuestras organizaciones para mejorar los procesos democráticos y participativos. Potenciar las posibilidades participativas de la dinámica del Consejo Social se muestra como uno de los retos imprescindibles en esta tarea. Nos hemos puesto a proyectar el futuro, y hemos llegado a imaginar que nos encontramos en el 2021. Mirad que testimonio nos hemos encontrado…
“Tras el análisis de las conclusiones del diagnóstico sobre la salud de la participación institucional, procedimos a reformular la dinámica de la cooperativa. En cuanto al ámbito del Consejo Social y de los Consejillos, buscábamos una serie de objetivos:
- No saturar la dinámica del Consejo Social, para lo cual se propone practicar el principio de subsidiariedad: que las decisiones sean adoptadas por las personas implicadas en el ámbito concreto de decisión.
- Generar participación real y más intensa en las dinámicas del consejillo para que afloren las opiniones, las inquietudes y las percepciones de los socios.
- Superar la cultura del desahogo en las dinámicas del Consejillo.
- Generar una dinámica de responsabilización de las propuestas y demandas, desarrollando a su vez dinámicas constructivas.
- Partiendo de las demandas individuales ser capaces de construir en el marco de consejillo posiciones grupales o colectivas.
Una vez contrastado con el colectivo de socios aprovechando las sesiones de formación cooperativa, y validado por los socios y socias en la Asamblea General, en la cooperativa hemos procedido a reconfigurar la dinámica de los consejillos y del Consejo Social.
Un equipo formado por personas de Gestión Social junto con miembros designados del Consejo Social y del Consejo Rector identificó sección por sección los consejillos que en adelante han pasado a configurar la dinámica del ámbito institucional.
Los consejillos, según el nuevo modelo consensuado en la cooperativa, se han reconfigurado para favorecer la comunicación, la participación y una dinámica más eficiente. Con este fin los consejillos los formamos unos veinte socios y socias, de manera que cada socio y socia estamos adscritos a nuestro consejillo concreto. A su vez, decidimos sistematizar la dinámica de los consejillos de manera que ahora los realizamos una vez al mes, dos semanas después (y antes) que las reuniones de los órganos de la cooperativa.
De esta manera conseguimos engrasar la dinámica de los consejillos en coherencia con el funcionamiento general de la cooperativa. Las dos semanas posteriores a los órganos el técnico social trabaja, prepara y pedagogiza los temas y la información que se va a tratar en los consejillos. Y en las dos semanas posteriores a las reuniones de los consejillos, esta misma persona sintetiza y ordena los temas planteados en los consejillos y que trascienden el propio ámbito de competencia de los mismos, para ser tratados y trabajados en el Consejo Social.
Los socios y las socias del consejillo elegimos por un período de tiempo de cuatro años a uno de los miembros del consejillo para que nos represente y ejerza de responsable del consejillo. Una de las mejoras que hemos notado en la nueva dinámica es que los socios y socias elegimos con mayor criterio y responsabilidad a los consejeros: por una parte los conocemos mejor y, por otro lado, somos conscientes de que las posibilidades de comunicación y la participación dependen en gran medida de la función desarrollada por esta persona.
Es cierto que las sesiones de formación cooperativa nos han ayudado para comprender mejor el rol y las funciones de los consejillos y del consejo social; y, también para ser más conscientes de nuestro propio rol como socios y socias en la dinámica de la cooperativa.
Aunque costó un poco de tiempo habituarnos a la nueva dinámica, la mejora en cuanto a la comunicación y la participación es notable. En líneas generales la participación de los socios y las socias es más intensa en los consejillos. El hecho de que el foro sea más reducido permite una mayor facilidad para que la gente opine y exprese sus puntos de vista sobre los diferentes temas que tratamos en los consejillos. Además, como la percepción es que ahora se tienen más en cuenta las opiniones, en cuanto que se consensuan y presentan como opiniones del grupo, la gente se anima más a participar. Ayuda, también el que se haya superado la dinámica de la queja continua y que la dinámica esté más orientada a generar propuestas constructivas. Ahora el ambiente es más agradable, se percibe menos tensión y resulta más fácil expresar la propia opinión.
La función del consejero en las reuniones es muy importante. Facilita el que todos y todas podamos expresar nuestros puntos de vista, reparte turnos de palabra y corta a algunos que están constantemente tomando la palabra, y no permite descalificaciones entre compañeros. Se nota de verdad que es muy importante la opinión de todas y cada una de las personas del consejillo. A veces, además, cuando el tema lo requiere debatimos en grupos más pequeños y es una innovación que se agradece.
Es verdad que la hora y cuarto de reunión a veces se hace corta, y muchos temas se acaban tratando con prisa y sin una adecuada conclusión de los temas tratados, pero entendemos que es difícil conjugar los diferentes retos de la cooperativa. Y, además, confiamos en la labor del responsable del consejillo. Todo no se puede tratar con toda la profundidad en las reuniones y le toca al responsable trasladar las sensibilidades del colectivo al que representa de la mejor manera que pueda.
Se agradece mucho la preocupación que demuestra el responsable cuando alguno estamos fuera. Nos informa a través del intranet de los temas que se han presentado, y la información la encontramos allí también. Se nos pide además la opinión, con lo que ahora sí que percibimos que la opinión del socio cuenta.
A nuestro responsable le ha costado adecuarse a la nueva dinámica. Tampoco es fácil comunicar algunos de los aspectos, o dinamizar el grupo. Pero los cursos sobre comunicación y dinamización de grupos le han venido muy bien y se nota, y con el tiempo se nota que ha cogido confianza y experiencia. Menos mal que al principio acudía a las sesiones el técnico social para apoyarle en los temas más complicados. El consejero, además, tiene que combinar las funciones sociales con las de la producción, lo cual no es fácil. Pero somos conscientes de la función que desarrolla y nosotros lo notamos, con lo que no es difícil echar una mano cuando está desarrollando funciones sociales o está en algún curso. Alguna vez nos puede tocar a cualquier otro, o sea que es mejor actuar como grupo.
Hoy por hoy no hay duda que con el nuevo modelo estamos mejor informados de hacia dónde se dirige la cooperativa, están más presentes los temas sociales, se nos tiene más en cuenta, y nos sentimos en consecuencia más identificados con la dinámica de la cooperativa.
Es verdad que ante determinados temas se echa en falta la información directa que recibíamos por parte del director del negocio. Por eso hemos propuesto que de vez en cuando nos reunamos todo el negocio para que el director nos informe directamente. Luego ya debatiremos la información en los consejillos.
Pero no queremos cambiar la nueva dinámica de los consejillos. Ahora la solución a los problemas es más rápida. Si el problema corresponde a nuestro ámbito, somos nosotros mismos los que nos ponemos en contacto con el responsable o con el director de planta para darle solución. Y, además, tenemos mayor oportunidad de participar de las soluciones. No hay duda de que de esta manera somos más eficaces, y por lo que nos cuenta el consejero, la dinámica del consejo social no se satura, con lo que les queda más espacio para tratar temas más estratégicos. Al parecer también el gerente agradece la nueva dinámica. La relación es más fluida y la dinámica más operativa. Me imagino que así tendrá mayor espacio mental para dedicar tiempo a los retos estratégicos de la cooperativa”.