Si acaso la conjunción de factores asuste al listarlos todos juntos:
- El final de la era de los combustibles fósiles, con el supuesto cénit del petróleo que ya se habría producido en la primera década de este siglo XXI.
- El cambio climático producido por los gases de efecto invernadero derivados de la actuación del hombre.
- La pérdida de biodiversidad con la extinción de un buen número de especies vegetales y animales y su repercusión en los ecosistemas (también sociales).
- El crecimiento de las desigualdades sociales confirmada con datos tremendos como que el 1% de la población posee el 40% de la riqueza o que las 3 mayores fortunas del planeta suman el equivalente al producto interior bruto de los 48 estados más pobres.
- La inseguridad alimentaria provocada en buena medida por la especulación asociada a los mercados financieros en los que se determinan sus precios.
- La pérdida de diversidad cultural y lingüística con la extinción de numerosas lenguas (solo en la segunda mitad del siglo XX son más de 50).
- La demografía, con un crecimiento nunca antes conocido de población y la concentración en megaciudades.
Esta relación forma parte de un artículo presente en el número 4 de los Cuadernos de Lanki: La evolución sostenible(I). Una crisis multidimensional.
Pues bien, listados esos factores, el reto al que hacer frente es importante. Así que optaremos por aplicarle un poco de optimismo al asunto y considerar que: ¡es trabajo que nos afecta a todas las personas que habitamos este planeta! Así que manos a la obra, ¿no? Bueno, en próximos artículos irán llegando propuestas vía economía social y cooperativismo. Para eso este programa de postgrado. Para hacer propuestas.