Como aplicación concreta de solidaridad y requisito de eficacia empresarial, el Principio de Intercooperación debe manifestarse: entre cooperativa individualmente consideradas, entre Agrupaciones y entre la Experiencia Cooperativa de MONDRAGON y organizaciones cooperativas vascas y movimientos cooperativos del Estado, europeos y del resto del mundo.
Así pues, la intercooperación admite muchas y diversas fórmulas y podría entenderse hasta cierto punto como una especia de matriuska donde se encuentran círculos concéntricos de cooperación entre organizaciones. En la práctica, al menos en MONDRAGON, supone un deseo claro y evidente -nadie lo cuestiona- pero también ciertas dificultades para hacerlo operativo.
Y es que parece que pueden ser varios los ejes sobre los que estructurar la intercooperación. Por ejemplo:
- el mercado, en tanto hay cooperativas que operan en el mismo sector o en sectores complementarios
- la geografía, por cuanto el vínculo con el entorno geográfico inmediato es una piedra angular
- la fórmula jurídica, que conduce a una lógica de cooperación entre cooperativas por el hecho de serlo
- la economía social, como marco más amplio que agrupa a organizaciones con marcada sensibilidad social y con las que se comparte asociacionismo
Cabe aún ampliar a otros ejes, como sucede con la economía solidaria o el compromiso con determinadas regiones en desarrollo con las que se han establecido vínculos especiales. El caso es priorizar e incorporar esa idea poderosa de que hay que mirar no solo hacia dentro sino también hacia fuera. Conviene abrir las ventanas y dejar que se ventile la gestión estableciendo vínculos con otras organizaciones. Hoy se habla mucho de que la competitividad viaja de la mano de la cantidad y calidad de las conexiones que una organización es capaz de establecer. Pues bien, ahí hay un buen reto para el cooperativismo de MONDRAGON.