El concepto de ”buen vivir” está cobrando notoriedad en algunos países de Latinoamérica, sobre todo en Ecuador y Bolivia. Este concepto nos aporta una nueva manera de entender el desarrollo, poniendo en cuestión la idea tradicional de desarrollo que tiene su origen en propio de las posturas culturales europeas de la modernidad. Esta idea del progreso desde la modernidad, atribuye un protagonismo absoluto del ser humano quien desde fuera de la naturaleza, la domina, la somete y la manipula en función de sus “propios” intereses.
Frente a esta concepción, el concepto del “buen vivir” parte de la validez de los saberes tradicionales, cuestionan los transplantes culturales y se alejan de la idea de desarrollo entendida esta en términos meramente de crecimiento económico. En muchas cosmovisiones indígenas no existe un concepto de desarrollo entendido como la concepción de un proceso lineal, como sucesión de estados anteriores y posteriores. No se defiende una visión de un estado de subdesarrollo a ser superado y tampoco la de una meta de “desarrollo” a ser alcanzado, forzando la destrucción de las relaciones sociales y la armonía con la naturaleza. En muchos casos, no tiene lugar la dicotomía occidental que separa sociedad de naturaleza. Es por ello que estos planteamientos ponen en evidencia las limitaciones de las teorías del desarrollo gestadas en Europa, cuestiona la idea de progreso y da paso a opciones alternativas. Estas alternativas pasan por dejar de ver los recursos naturales como un simple objeto de las políticas de desarrollo, rechazan las posturas reduccionistas en torno al mercado y conciben el desarrollo en términos de buen vivir:
“La satisfacción de las necesidades, la consecución de una calidad de vida y muerte digna, el amar y ser amado, el florecimiento saludable de todos y todas, en paz y armonía con la naturaleza y la prolongación indefinida de las culturas humanas. El Buen Vivir supone tener tiempo libre para la contemplación y la emancipación, y que las libertades, oportunidades, capacidades y potencialidades reales de los individuos se amplíen y florezcan de modo que permitan lograr simultáneamente aquello que la sociedad, los territorios, las diversas identidades colectivas y cada uno -visto como un ser humano universal y particular a la vez- valora como objetivo de vida deseable (tanto material como subjetivamente y sin producir ningún tipo de dominación a un otro)”. Plan Nacional de Ecuador para el Buen Vivir 2009 – 2013.
Es necesario que desde la economía social y solidaria reflexionemos sobre estas cuestiones, iniciemos el debate y tratemos de integrar estos aspectos en nuestras prácticas, aun siendo conscientes de las distancias culturales existentes entre unos países y otros.