Martín y Fernando, dos campesinos que se dedican a la cría de cerdos tienen unos cuantos cerdos para vender en el mercado semanal de Gernika. Como no tienen posibilidades de ir ellos mismos al mercado, contratan a María, que es una comerciante que va de mercado en mercado.
De este modo, Martín dispone de 30 cerdos y le dice a María que quiere que los venda a razón de 3 cerdos por 1000 €. En cuanto a Fernando, que también posee 30 cerdos, considera que sus cerdos son más grandes y mejores por lo que le pide a María que le venda cada par de cerdos por mil euros. María les dice a ambos que estén tranquilos y que volverá con el dinero correspondiente, 10000 € para Martín + 15000 € para Fernando, en total 25000€, la semana siguiente.
Mientras María se dirige al mercado, va pensando en la táctica de venta que va a utilizar. No sabe si empezar vendiendo los cerdos más pequeños o los más grandes: «si empiezo vendiendo los más caros, perderé a los posibles clientes. Pero si, empiezo con los más baratos, cómo hago que me compren los caros a posteriori? ¡Qué dilema! »
Y de pronto se le ocurre una maravillosa idea: » Ya sé! En vez de vender, por un lado 3 cerdos por 1000 € y por otro, dos cerdos por 1000 € también, los juntaré y venderé 5 cerdos por 2000 € !»
María, llega al mercado y pasa todo el día allí; al anochecer, está muy cansada pero también muy contenta, ha tenido un buen día: ha vendido los sesenta cerdos.
Antes de ponerse en marcha hacia casa, cuenta el dinero que ha obtenido: 1000, 2000, 2500, 3000, ….23000,24000. Uyy, uyy!! No hay más dinero: ¡uff, estoy agotada, me he equivocado incluso al contar, empezaré de nuevo!
1000, 2000, 3000, … , 22000, 23000, 24000.
María se empieza a preocupar, según las cuentas que había acordado con los dos campesinos debía de conseguir 25000 € con la venta de los sesenta cerdos y ella sólo ha obtenido 24000 €.
¿Qué ha pasado con los 1000 € que faltan?
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