¿Equipos, para qué?


Desde hace varios años estamos acompañando equipos comprometidos en sus propios procesos de mejora. En un equipo hay sabiduría y hace falta sabiduría para ser un equipo. HandsLamentablemente esta sabiduría no se puede adquirir acudiendo a una librería o a través de las infinitas posibilidades que nos da internet. Tiene truco. Esta sabiduría se adquiere de la vivencia de un grupo de personas que se ponen de acuerdo para ir más allá de lo que sus funciones pueden sumar al conjunto. No es una cuestión de inspirarse para trabajar más, sino más bien de que tu trabajo sea inspirador.

Dicen que en los equipos, a diferencia de lo que pasa en los grupos, el resultado es mayor que la suma de las partes. No hace falta que nos lo creamos, es mejor vivirlo. Pero lo que realmente es difícil de creer es que, a partir de un nivel de eficiencia logrado por un grupo de personas, la única manera de mejorar sosteniblemente es trabajando y cuidando los aspectos más relacionales entre ellos. Esto lo dicen las personas que lo han experimentado alguna vez en su vida. Pero tienen dificultades para explicarlo. Es como vender un cuadro de un artista a alguien que no puede ver.

¿Para qué queremos equipos? Esta pregunta me la hicieron el día pasado durante una conversación. Mi aprendizaje fue que es en vano intentar responderla. Es mejor decir aquello de «¡Prueba y nos lo cuentas luego!».

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