Gestión de proyectos: alineación de estrategia y resultados


La intensificación de la actividad vinculada a la gestión de proyectos que en los últimos tiempos está teniendo lugar puede parecer paradójica en el actual escenario, impuesto por una crisis que está golpeando con dureza y no parece tener fin. Nada más lejos de la realidad. Este aumento de actividad es lógico siempre y cuando se entienda que un proyecto es un medio para materializar el cambio. Bajo este prisma resulta sencillo comprender que aquellas organizaciones capaces de gestionar mejor sus proyectos contarán con una importante ventaja respecto a sus competidores, pero también es necesario entender que hay aspectos que pueden condicionar este extremo.

Ignorar que la incertidumbre es inherente a los proyectos es un error que limita extraordinariamente el potencial de una organización. Resulta imprescindible que la operativa tome en consideración la existencia de la incertidumbre, y que sea capaz de gestionarla. Un claro ejemplo de ello es el cambio experimentado en sectores cuyas exigencias de mercado han motivado el paso de un contexto de producción seriada a otro en que el objetivo es la elaboración de un producto de alto nivel de personalización: aquellas empresas que no han sido capaces de reconocer las implicaciones del nuevo escenario se enfrentan cada día a situaciones en que los resultados obtenidos distan mucho de lo previsto en sus planes, sin tener siquiera nociones de la dirección de una eventual solución.

El supuesto de que la capacidad es infinita es otro gran obstáculo para el éxito. Obviamente, el problema en sí no es el no ser consciente de este hecho, sino la incapacidad de instaurar una operativa capaz de dar respuesta a las exigencias que la gestión de este tipo de entornos requiere. Gestionar las prioridades a nivel de proyectos, recursos y tareas, y hacerlo de manera alineada con la estrategia de la organización es una de las claves para obtener resultados, algo únicamente alcanzable a través de una operativa que cuente con una perspectiva global y donde objetivos, indicadores y acciones estén alineados.

En síntesis, la comprensión de las características inherentes a los entornos de proyectos es una condición necesaria para la identificación y  desarrollo de una metodología adecuada al contexto en el que la organización trabaja. Su implantación efectiva y el posterior uso riguroso de la misma constituyen el único modo para gestionar con garantías dicho entorno, la vía para obtener una ventaja competitiva y mantenerla a lo largo del tiempo.

//Unai.

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